Cuando se habla de alta performance, en general se está refiriendo a un excelente desempeño en el deporte, en los estudios o en el ámbito laboral. El Método DeRose busca conducir a la alta performance en todos esos campos, abarcando todo el conjunto de las actividades cotidianas del ser humano.
A través de un entramado de técnicas y conceptos. Las técnicas actúan específicamente sobre el individuo, mientras que los conceptos brindan un marco de relación con el entorno de manera respetuosa y libertaria. Las técnicas respiratorias, técnicas corporales, métodos de concentración, etc., despiertan el poder de observación de los propios mecanismos, sean estos emocionales, mentales o físicos, proporcionando la energía suficiente para modificarlos si así se lo desea.
Los conceptos se componen de un vasto acervo de actitudes que se comparten en la convivencia, al momento de ser puestas en práctica. Generalmente, estos conceptos no se abordan de manera teórica, como ocurre con la filosofía deshidratada de los textos, sino que cobran volumen y utilidad al ser aplicados a la vida cotidiana.
Por otro lado, así como las estrellas más tenues sólo llegan a divisarse con el rabillo del ojo, y al mirarlas de frente desaparecen en el acto, muchos conceptos son de una sutileza que escapa a la descripción técnica y se extiende hacia el terreno de la poesía.
Ambos elementos, técnicas y conceptos, conforman una trama que busca llevar al individuo a la mejor versión de sí mismo, es decir a la Alta Performance en lo que sea que haga. Impulsarlo a un desarrollo que trasciende la frontera de la personalidad e inspira a otros, aún sin proponérselo. Es un proceso análogo al de sacar brillo a un objeto opaco, concentrándose en cada pequeña parte para lograr un trabajo impecable, lo cual requiere una ampliación de la atención y una expansión de la conciencia. Lo que antes pasaba inadvertido, ahora comienza a irradiar un fulgor que impacta positivamente en el entorno.
Las técnicas perfeccionan al individuo, pero los conceptos permiten cambiar el mundo. Nuestra Cultura influye mediante el ejemplo de buenos hábitos, primero en su círculo familiar; después, en el círculo de amigos y compañeros de trabajo, de facultad, de deporte; por último, en el círculo de las personas con las que se cruza en la vida, incluso los clientes, los proveedores y los desconocidos.
Es que las técnicas sólo benefician a quien decide practicar formalmente el Método DeRose, se sienta y realiza los ejercicios. Pero ese practicante, cuando incorpora los conceptos, contagia a sus familiares y amigos, que acaban practicando Nuestra Cultura y ni saben que lo están haciendo. Es el marido o la esposa, es el hijo o el padre, o el hermano, que considera que "todavía" no adhirió al Método DeRose porque no se colocó un rótulo, pero sin embargo ya absorbió un life style, un modus vivendi, adoptó hábitos, actitudes, comportamientos que son la esencia de nuestro Método.
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