Reconfirmando lo obvio: la artista está presente
En los años siguientes, Marina Abramovic se viene muy arriba. Además de sus
Siete piezas fáciles donde recrea cinco obras ajenas -está The Life and Death
of Marina Abramovic , un musical épico de tres horas protagonizado por la
propia Abramovic y William Defoe en el que la artista recrea sus traumas
infantiles. Pero lo gordo llega con un monográfico retrospectivo en el Moma
llamado, icónicamente, La artista está presente.Es su momento Elvis. El Moma recoge 50 piezas de exposición, incluyendo performances, instalaciones, videos, fotografías y colaboraciones y hasta se hace un documental con el nombre de la expo. El nombre, sin embargo, obedece a una sola instalación en vivo, en el que la artista se compromete a pasar 716 horas y media sentada en una mesa en mitad de una sala, mirando durante un minuto a cualquier visitante que se atreva a sentarse en su mesa.
Hay quien llora, hay quien ríe y hay quien, contra toda expectativa o quizá, con toda lógica, no siente nada de nada y se va tal como ha venido. El momento cumbre de la performance ocurre cuando es el propio Ulay quien entra en la sala y ocupa el asiento frente a Abramovic. Dicen que no se habían visto en 23 años, después de despedirse en la Muralla china. Tanto si es verdad como si no, hay que ser de cartón piedra para no sentir nada mirándolos a los dos juntos, una vez más, después de tanto tiempo.
https://www.youtube.com/watch?v=dS6yyoweBwk&t=765s
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